Aprovechando que el curso llega a su fin quiero realizar una mirada retrospectiva a lo que han significado estos últimos años en la escuela mediante las fases que acontecen en la evolución del estudiante de arquitectura. Claro está que dependen
mucho de cada persona, pero aún así hay aspectos que me parecen comunes.
Previamente a entrar en la facultad se tuvo que elegir entre
una educación tirando más por “letras” o “ciencias”. Ésta fue la primera
decisión importante para nuestra enseñanza, igual más encaminada en un gusto general, donde las salidas
predominantes eran ser abogado en letras, o médico o ingeniero en ciencias.
Pero en esa misma etapa llega el momento de una decisión más específica, elegir
carrera, en el caso de la inmensa mayoría de nuestros lectores y de mí mismo, arquitectura.
Primer día en la facultad, seguro que siempre recordamos ese
momento, edificio nuevo, asignaturas nuevas, gente nueva, e incluso para muchos,
ciudad nueva, he aquí el principio de nuestra aventura. Ya nos habíamos
informado antes y sabíamos que no era una carrera sencilla, se podía leer y
escuchar por todos lados frases irónicas y simpáticas a la vez sobre las razones para estudiar arquitectura, del estilo de "dormir más es vivir menos", o que el "redbull es adictivo". Estas frases nos acompañarán todos los años, pero la
primera vez que las oímos no se entienden hasta que llega la primera entrega.
Aún así, el primer año no está tan mal, es la toma de contacto con la
universidad, ésto se traduce en fiestas varias, además de que comenzamos a
entender diferentes conceptos que nos enseñan en la escuela y paseamos por la
ciudad mirando todos los edificios, e incluso de tanto “practicar” acabamos
haciendo mejores dibujos a mano alzada, caminamos con nuestras carpetas
gigantes y tubos con la corrección o entrega satisfechos por la calle. Total, que la vida se veía de color de rosa.
Pero los años pasan, nos acostumbramos a las entregas y damos
por hecho que las noches van a ser muy largas, nos asomamos a la ventana y vemos las 4 ó 5 luces encendidas de los
compañeros que viven cerca. El ambiente artístico y bohemio que se respira en
las clases de análisis y representación en los primeros años se empieza a
enrarecer quedándose casi exclusivamente en las clases de proyectos y comienzan a tener un gran peso asignaturas como estructuras y construcción,
relacionadas con el carácter técnico del arquitecto, pero la llama que tenemos
cada uno dentro no se apaga y seguimos poniendo a prueba nuestra creatividad e imaginación
en cada nuevo proyecto.
Y llegamos a los últimos años, cansados pero no rendidos,
viendo cada vez más cerca el final de la carrera. Comienzan a asaltarnos las
dudas del futuro profesional. Nos ha tocado vivir esta época de recesión y el
sentimiento difiere mucho de lo que se podía pensar hace años, de acabar y salir
corriendo a trabajar a un estudio se pasa ahora más bien a acabar y salir
huyendo.
Y por último, antes de poder tener nuestro título, el PFC,
etapa en la cual me hallo, momento en que más que nunca no te despegas del
ordenador si no es para ir a corregir con el tutor. El cansancio y la frustración
se hacen más evidentes, la cabeza se nos inunda un día de pesimismo y otro de
optimismo (igual la proporción es 2 a 1). Nos encontramos en el limbo. Todas
las ideas de futuro quedan ensombrecidas por lo que llega a nuestros oídos de
lo complicado que está el sector, pero con más ganas que nunca de terminar con
la evolución que nos ha llevado hasta este punto y convertirnos en arquitectos.
Ilusos de nosotros, nunca acabaremos de evolucionar, nunca acabaremos de
aprender, pero esa es una de las cosas buenas de nuestro gremio.
Y con esto pongo punto final al artículo que me ha servido
de momento de reflexión nostálgica ,sin saber qué nos deparará el futuro pero
esperando que las cosas mejoren y no echemos de menos la época de estudiante.
Espero que no se cumpla lo que dijo Jorge Manrique: “Cualquier tiempo pasado fue
mejor”.
Después de leer esto me parece que hemos estudiado en facultades distintas...
ResponderEliminarjaja
No sé quién lo ha escrito, pero me ha hecho reir algún comentario. Ánimo con el PFC que os queda ya mucho menos!! Soy Marta.
ResponderEliminarPues yo creo q tb he estudiado en otro sitio xq llevo frustada desde primero...eso d la vida d color de rosa y bohemia de la escuela yo no lo he vivido...y fijate que m hubiera gustado pero vamos que yo creo que es una carrera de superar obstaculos y duros...
ResponderEliminarjajaja en serio... quién lo ha escrito?! Primero de "color de rosa"??? No sé para el resto, pero para mi fue el año que menos salí, todavía tenía esperanzas de aprobar curso por año y de que podía con todo... pero vamos, que espabilas rápido! Soy Ara
ResponderEliminardemasiada nostalgia veo yo aquí jaja
ResponderEliminarTengo amigos que estudian arquitectura y no doto es de color de rosa.
ResponderEliminarPd: tienes un humos muy bueno
Pasa como en todas las carreras, hay que encontrar tiempo para estudiar y, a la vez, vivir la vida universitaria (barbacoas, tomarse algo con los amigos...)
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