5/4/12

Guindas y Guindos


A una ciudad que requiere tantos artefactos urgentes [una casa para cada uno, escuelas, transportes] no le interesa que se coloquen guindas de pastel sobre sus desastres”

Durante tiempo llevo preguntándome sobre la relación entre arquitectura y sociedad, el desfase existente -cada vez mayor- entre ambos y de dónde proviene.
Me aterroriza contemplar, que la gran mayoría de los 2.000 nuevos arquitectos, que salen cada año las escuelas de arquitectura españolas, no sean más que fundamentalistas de estilo, fanáticos de -ismos, que idolatran arquitectos como párvulos a futbolistas. Y la arquitectura [como su propio nombre indica] trata de arquitecturas, no de arquitectos. Ni de vehemencias absolutas y obsoletas [“La arquitectura no es una profesión, es una religión”]

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Cano Lasso lo explicaba perfectamente:

La brecha que separa a los arquitectos de la sociedad es algo que debe preocuparnos especialmente. La sociedad es nuestro cliente y en gran medida la arquitectura es un reflejo de la sociedad que la construye. La sociedad esta desorientada y los arquitectos, con nuestras modas y caprichos, tenemos mucha culpa. Hoy la arquitectura es para arquitectos”[1]

Y son este ensimismamiento y “autismo social” los barros de los que vienen los lodos actuales: el millón de viviendas vacías, los cientos de miles de desahucios, los enormes desequilibrios geográficos y urbanísticos...
El desprestigio de la figura del arquitecto esta justificado, en cuanto que no ha cumplido con su obligación de dar solución a estos problemas. Y mientras la arquitectura no atienda a las necesidades sociales y económicas que demanda la comunidad, no dejará de ser una disciplina encerrada en sí misma.

¿Cómo es posible, que de los star-architecs, solo Alvaro Siza haya construido vivienda social? Ni siquiera Niemeyer, declarado comunista, se ha preocupado por solucionar el problema de acceso a la vivienda de aquellos que más difícil lo tienen. Este problema [el de la vivienda social], se ha tratado poco y mal. En palabras de Joan Macdonald [una figura que debería ser obligatoria en los planes de estudio de todas las escuelas de arquitectura]:

La vivienda social nace de un interés de las empresas constructoras por meterse en un campo donde antes no hacían negocio. Lo que hacen es bajar los estándares, pero siguen con sus mismos preconceptos de clase media. Está enfocado desde la oferta, no desde la necesidad”.[2]

La clase política no ha ayudado, y durante años hemos vivido de cortar cintas inaugurales. Pero un auditorio no soluciona las necesidades básicas de la ciudad ni facilita el acceso a la vivienda [derecho constitucional]. El Ministerio de sanidad “se luce” por sus cifras de curados, no por la belleza de sus hospitales. ¿Por qué no sucede lo mismo con la vivienda?.


Guinda lujosa en pastel precario

La arquitectura SI es una profesión; una profesión que puede contribuir a cambiar y mejorar la realidad. Que no es poco.

Hemos estado años, poniendo lujosas guindas a pasteles rancios y precarios.

Antes de caerme del guindo, yo me bajo por mi propio pie.



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