Quiero aprovechar la ocasión para
invitar a los lectores a reflexionar sobre la transcendencia del grafismo en la
arquitectura y la evolución de la técnica y sus consecuencias en la arquitectura
y el arquitecto de hoy.
No quiero remitirme al origen del
grafismo y su influencia en el desarrollo del aprendizaje, no pretendo relatar
“la historia de la representación”, no voy a referirme por lo tanto a Vitrubio,
Brunelleschi o Alberti ni a la
perspectiva o la geometría. Todo esto nos llevaría a un extenso relato que nos
alejaría del objetivo. Pero sí debemos considerar que el ser humano, desde lo
más primitivo, siempre ha tratado de plasmar sus sentimientos e inquietudes
mediante colores y símbolos en cualquier superficie
plana que tuviese a mano. Desde ese instante hasta el término “grafismo" (en
este caso, aplicado a la arquitectura) hay miles de años de evolución de la
técnica pero no tanto del concepto. Partiendo del punto, llegando al trazo y de este pasando
al dibujo. Estaremos todos de acuerdo en que el dibujo es la herramienta
narrativa del arquitecto. Es evidente que la expresión oral es indispensable en
esa necesidad de comunicar y de describir una idea, pero un arquitecto nunca
logra sustituir el lenguaje gráfico.
Una cosa lleva a la otra y tras
la revolución de la informática, el arquitecto del lapicero se encuentra
inmerso en una nueva era. Siempre buscando facilitar a los diseñadores la
visualización de sus proyectos, nace una nueva disciplina que combina grafismo
e informática: la infografía. El trabajo “mecánico” se ha reducido de forma
notable y los nuevos medios permiten obtener varias soluciones para un mismo problema a una
velocidad endiablada. El paso a las tres dimensiones no se ha hecho esperar y
todo esto, que ha abierto un abanico de posibilidades enorme de cara a la
expresión gráfica de los proyectos, ha cambiado las reglas del juego
claramente. Con la incursión de la informática, la arquitectura ha entrado en
el ritmo enloquecedor que domina la era digital: lo que hoy es novedad, mañana
es pasado. La arquitectura se ha convertido en una gran industria en la que el
rendimiento prima sobre la calidad de los proyectos.
En conclusión, ¿a qué conlleva
esto? Pues en mi opinión se está perdiendo la calidad de los proyectos de una
forma alarmante, se busca descaradamente vender el proyecto a toda costa mediante el uso de la
infografía. El ritmo que marcan los concursos y los jurados poco
conocedores de la materia provoca que proyectos que se gestan y desarrollan en tres
días, muchas veces vacíos de contenido, ganen por lo bien que venden la imagen. Esto
claramente nos introduce en una dinámica peligrosa, con más razón cuando en la
actualidad la gran mayoría de obra nueva se contrata mediante concurso. Por
otra parte, si esto infesta las escuelas de arquitectura (al fin y al cabo la
asignatura de proyectos es un concurso en cierta medida) y los estudiantes se
centran en aprender los programas de renderizado antes que en pensar con un
lapicero en las manos, pues el problema se agudiza. Es evidente que la solución
no es volver atrás en el tiempo y tachar a la informática de herramienta del diablo al igual que no vamos a
volver a la peseta, pero creo que de vez en cuando bajarnos de la era digital,
coger un lapicero y centrarnos en lo más creativo que tiene uno mismo al enfrentarse
a un nuevo proyecto, es una práctica necesaria.
blogarq.wordpress.com/2012/02/22/cuando-la-arquitectura-se-nos-fue-de-las-manos/
ResponderEliminarechad un ojo a este articulo, se habla de lo mismo q en esta entrada. Saludos.
interesante vuestro artículo. gracias por leernos!
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