15/2/12

Sobre la fiebre constructora y la pérdida de la memoria


O el cuento de nunca acabar.

Hace unos días se reunieron en la Plaza de la Antigua, en Valladolid, diversas asociaciones, grupos y vecinos para intentar hacerse oír. El motivo: salvar la historia de su ciudad, visto el poco interés mediático que se le está dando al caso que les ocupa, que por otra parte es bastante común. Les pongo en situación: Ayuntamiento plantea aparcamiento subterráneo en zona histórica /  sondeos y catas revelan existencia de restos arqueológicos / alguien con cabeza protesta y pide el respeto al patrimonio / se efectúan excavaciones para un estudio y documentación más elaborado / se dan las gracias a todos y el Consistorio decide seguir adelante / más gente con cabeza se suma a la defensa de los restos históricos / ya tenemos lío montado. Más información aquí, y unas cuantas imágenes aquí.

Tras su última actuación controvertida con la construcción de un parking subterráneo junto a la mismísima Catedral, con la oposición de vecinos, grupos ecologistas y diversas plataformas creadas o no para la ocasión, el Ayuntamiento de Valladolid vuelve a tropezar con la misma piedra (y nunca mejor dicho) …¡a escasos metros!

Vista aérea de uno de los sectores tomada de la web del grupo de defensa del yacimiento

Una vez más, todo un conjunto arqueológico puede desaparecer si continúa el avance de la piqueta, del urbanismo descontrolado de otra época que tantos edificios y restos históricos se llevó y tantas veces hemos lamentado. Restos y evidencias de construcciones romanas y renacentistas, una necrópolis medieval, indicios de un viejo puente e incluso una bóveda bien conservada que cubre el antiguo cauce de un ramal del río Esgueva que por allí discurría se perderán para siempre, todo por la construcción de un ¿necesario? parking en ese preciso emplazamiento.

Por otra parte, una excavación tan próxima de varios sótanos podría afectar a la estabilidad de la torre románica de la iglesia de la Antigua, y una cimentación a base de muros pantalla podría provocar cambios en el curso de las corrientes subterráneas del anteriormente citado ramal del Esgueva, comprometiendo también la estructura de la iglesia (que no olvidemos, tiene categoría de Bien de Interés Cultural). Así, entra en juego un factor extra a añadir a la destrucción de patrimonio existente, que es el posible daño irreparable que se provocaría en un monumento tan emblemático de la ciudad.

Por último, la construcción del parking en este lugar supondría además la eliminación de una zona de arbolado y espacio verde que ahora forma parte del conjunto monumental y que es uno de los pocos que se pueden encontrar en la zona.

La obra, por el momento, espera en punto muerto. Ni parking ni parque arqueológico, ni decisión por ahora ni en un futuro próximo, al parecer. Mientras tanto, los restos desenterrados se deterioran al descubierto, en un deplorable estado de abandono. ¿Y ahora, qué? ¿Estamos dispuestos a perder más patrimonio? ¿Hasta qué punto es ése el lugar idóneo para el parking (que alguien habrá estudiado con detalle, esperemos)? ¿Merece la pena correr tantos riesgos? ¿Habrá una solución intermedia? ¿Cuánto valoran el patrimonio aquellos que toman las decisiones?

Una vez más (y por suerte, de momento) el conflicto está servido.

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